Este fenómeno fue estudiado por el psicólogo Martin Seligman en el año 1967.
La Indefensión aprendida es un sentimiento "aprendido" en relación a no poder defendernos ante un determinado acontecimiento debido a que en el pasado hemos vivido una situación de forma reiterada en la que no nos pudimos defender.
Es una forma de comportamiento pasivo, sintiendo incapacidad para modificar una situación con ninguna de nuestras conductas, llegando a desistir de intentarlo, aunque existan salidas a nuestro alcance.
Se manifiesta tanto en humanos como en animales que han sido maltratados, aunque puede aparecer en distintos ámbitos de la vida, como por ejemplo, cuando un niño se enfrenta a varios exámenes de una materia y de forma sucesiva suspende. Con ello "aprende" que no va a superar las pruebas por mucho que haga.
La indefensión aprendida puede hacer un daño importante a la autoestima de la persona.
¿Has sentido ante alguna situación está sensación de cárcel invisible, en la que puedas tener la llave contigo pero no encuentras la manera de salir?
Si te encuentras en una situación grave que te incapacita afectando a tus decisiones, a tu libertad, o a tu independencia, solo te puedo decir que busques ayuda profesional de forma urgente.
Si tienes estos sentimientos en situaciones leves, a continuación describo unos tips que te pueden ayudar:
Recuerda que la indefensión es aprendida, y todo lo aprendido se puede desaprender.
Comparte si conoces a alguien con este sentimiento.
Quizás pienses que no hay lugar para el agradecimiento a la vida, en especial por lo acontecido en este año 2020 en el que parece que nada puede ir peor. Pero lo cierto es que agradecer, además de ser un acto de educación, es beneficioso para nuestra salud física y mental según muestran diversos estudios realizados.
Según el Centro de Investigación de Conciencia de la Atención Integral de la UCLA, expresar gratitud cambia la estructura molecular del cerebro, mantiene la materia gris funcionando y nos hace más saludables y felices.
Sirva como ejemplo un estudio sobre la gratitud realizado por Robert A. Emmons en la Universidad de Californiay su coleg a Mike McCullough en la Universidad de Miami, a los participantes, asignados al azar, se les dieron tres tareas distintas. Todos llevaban un diario semanal: un grupo describía las cosas por las que sentían agradecimiento, otro explicaba todo aquello que les fastidiaba y el último hacía un seguimiento de los eventos neutrales. Al cabo de diez semanas, los participantes en el grupo de gratitud se sentían un 25 por ciento mejor que los otros grupos, reportaron menos problemas de salud y rendían un promedio de 1,5 horas más.
¿Te resulta difícil expresar gratitud? ¿No sabes por dónde empezar?
1º Para practicar la gratitud es importante comenzar por prestarte atención a ti mismo. Se consciente de lo que te rodea, de lo que disfrutas o has creado, de los nuevos retos que superas cada día por pequeños que te parezcan, ya que son buenos motivos para agradecerte ser quien eres.
2º Una vez que te has prestado atención y has sido agradecido contigo, puedes pasar a agradecer a otras personas. Tu familia, tus amigos, tu pareja, es seguro que hacen cosas hacia ti que das por hecho y normalizas sin más. Pequeños detalles como la llamada recibida de un amigo para saber cómo estás, o que tu pareja prepare la comida cada día, son hechos que por cotidianos que parezcan hay que agradecer. A las personas nos gusta ser valoradas y el agradecimiento es una forma de valorar a otros.
3º Ya has sido agradecido contigo y con los demás, ahora ya puedes estar agradecido a la vida. Tener salud, dar un paseo por la naturaleza, la luz del sol, la sonrisa de tu hijo, tener las necesidades básicas cubiertas, haberte recuperado de una dolencia... cualquier cosa por sencilla que parezca puede ser un motivo para estar agradecido. En definitiva el agradecimiento debería ser un hábito de vida y una práctica para estimular sentimientos positivos en nosotros y en los demás.
¿Cómo dar muestras de agradecimiento?
Estas opciones son una muestra, ya que hay tantas formas de agradecer como personas somos.
No olvides que la gratitud no puede ser forzada o fingida, así es importante abrir los sentidos para saber qué cosas nos hacen tener bienestar para que el agradecimiento se haga desde el corazón.
Y ahora ¿qué le agradeces a la vida?
¿Quieres que ciertas cosas cambien en tu vida pero sigues haciendo lo mismo?
Einstein, en su trabajo como científico sabía que para tener resultados diferentes debía hacer cosas distintas.
Esto, que es esencial para que la ciencia avance también es aplicable a nuestra vida.
Seguir tropezando con la misma piedra una y otra vez no va a hacer que la piedra desaparezca.
Las cosas no cambian solas, y depende de uno mismo hacer algo diferente para generar cambios. El miedo al fracaso, la comodidad de lo conocido, los hábitos y las costumbres te impiden hacer cambios, y por lo tanto, puedes terminar haciendo lo mismo girando en un círculo constante.
¿Cómo salir del circulo?
Lo primero es preguntarte si estás seguro de querer cambiar ese algo que te mantiene en el mismo lugar.
Si la respuesta es afirmativa:
✔️Haz un análisis de lo que has hecho y no ha funcionado. Así, al menos puedes identificar lo que no hay que hacer de nuevo.
✔️Define con claridad cuál es el objetivo que deseas conseguir.️
✔️Idea propuestas variadas que nunca hayas realizado aunque estas ideas puedan parecer algo locas. Seguro que alguna de ellas es válida para generar un cambio.
✔️Modifica la forma en que te hablas a ti mismo. En el "no puedo", en el "nunca", en el "siempre", en el" soy un desastre", etc., hay anclas que hacen que no puedas moverte hacia el cambio. No permitas que ciertas creencias te limiten.
✔️Pide ayuda a tu entorno social. Es posible que alguien de la familia o algún amigo te aporte nuevas ideas.
✔️No tengas miedo y atrévete a hacer cosas diferentes. Si el cambio no es el que esperabas, la experiencia servirá como aprendizaje.
Si el no realizar estos cambios está afectando a tu vida laboral, de pareja, a tus relaciones con los demás, o a cómo sientes tu interior, no dudes en solicitar ayuda profesional.
Y recuerda: "Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".
La respuesta a esta pregunta va a ser distinta en función de nuestra edad y situación personal actual.
Cuando somos niños es fácil proyectarse en el futuro, es como un juego. La mente está abierta, la imaginación es libre, sin filtros, y el potencial creativo está sin contaminar.
Más tarde siendo adultos, si nos planteamos la pregunta ¿cómo me imagino en el futuro? nuestra proyección puede verse interferida por estar inmersos en la dinámica de la vida actual, pero nuestro potencial creativo sigue estando ahí. Algo que nos puede ayudar es marcar un plazo a futuro, como cinco o diez años.
Viajar al futuro con la imaginación puede ayudar a darnos cuenta de que hay cosas que en la actualidad podemos cambiar.
Ver cómo hemos madurado, qué emociones sentimos, qué logros hemos conseguido, quién sí o quién no nos acompaña en el camino de la vida, cómo son nuestras relaciones con los demás, o cómo está el planeta en general y nuestro alrededor en particular pueden ser temas a analizar en nuestro presente.
La visualización de nuestro futuro nos permite ver las cosas en las que debemos empezar a trabajar o cambiar desde ahora, pues el futuro va a ser en gran medida lo que construyamos y deseemos hacer con nuestra vida.
Imaginarnos en el futuro es hacer un diseño de nuestro "guión de vida" que nos ayudará a tomar las acciones y decisiones necesarias para alcanzarlo, siendo de esta manera los responsables de nuestro ser y estar en el futuro.
Quizás necesites un tiempo; tómalo y piensa que tu mente tiene la capacidad y el poder de imaginar. Este es el paso previo para crear y construir tu futuro. Ya lo dijo Stephen R. Covey en su libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva dice: "Todas las cosas se crean dos veces. Siempre hay primero una creación mental, y luego una creación física”.
Te propongo una actividad muy interesante :
"La carta desde el futuro". Se trata de hacer un pequeño relato en el que tu yo del futuro escribe una carta a tu yo actual donde le cuenta cómo se encuentra en lo físico y en lo emocional, qué retos ha tenido que superar para ser quién es, qué cosas ha hecho de las que se siente orgulloso, qué pensamientos y creencias ha cambiado en este tiempo, cómo te ve en la actualidad... y así todo lo que tu imaginación alcance.
Este ejercicio terapéutico puede ser un facilitador de cambios al descubrir a una persona muy diferente de nosotros en el futuro.
¿Has imaginado ya como serás en el futuro?
¿Este futuro te permite ver la persona que deseas ser?
“Un niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus demandas le da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y la alimenta a valorar y continuar la relación” (John Bowlby).
Fue el psicólogo John Bowlby quien en su trabajo en instituciones con niños privados de la figura materna le condujo a formular la Teoría del apego.
La base fundamental de la Teoría del Apego es que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño está determinado en gran medida por la accesibilidad y la capacidad de respuesta de su principal figura de afecto (persona con que se establece el vínculo).
Bowlby propuso la hipótesis de que la privación materna no sólo causaba depresión en la infancia, sino también hostilidad e incapacidad para establecer relaciones saludables en la vida adulta.
Los psicólogos nos encontramos con cierta frecuencia a personas adultas con diversos motivos de consulta, que con el transcurso de la terapia lleva a evidenciar que el origen del malestar está en una vivencia de abandono emocional en la infancia.
Cuando se habla de abandono el pensamiento nos puede llevar, por ejemplo, a noticias sobre el hallazgo de un bebé en la calle, o dejado en casa sin atención de un adulto, pero el abandono puede tener también un formato más sutil y silencioso que viven muchos niños en el seno del hogar, como pueda ser una falta de afecto con ausencia de respuesta emocional por parte de las figuras de apego ante las necesidades del niño.
Con el abandono emocional se va creando en el niño una sensación de desprotección que puede mantenerse en la edad adulta, con síntomas que pueden afectar al bienestar psicológico, y en ocasiones, pueden generar enfermedades psicosomáticas. Podemos decir que el abandono emocional es una forma de maltrato psicológico.
Se puede considerar que existe abandono emocional cuando se desprecia, se desvaloriza o se humilla de forma continua al niño; cuando no se muestra interés por los afectos que da niño de forma natural, o no se da el afecto que requiere por su edad; cuando se le compara de forma negativa con otros, cuando no se le da apoyo, cuando se ignoran o incluso se niegan los problemas/abusos escolares, familiares o sociales del niño.
Por otro lado, y aunque parezca paradójico, también hay abandono emocional cuando se ejerce una sobreprotección en el niño, cuando se tolera, cuando se consiente y no se pone límites a la conducta del niño. Un adulto que de niño fue sobreprotegido experimentará sensaciones parecidas al abandono, como pueda ser el miedo, la desconfianza, la falta de desenvoltura y la limitación afectiva. La sobreprotección es una privación de libertad a la experiencia personal.
He de aclarar que para que el niño crezca con un psique sano, debe experimentar ciertas decepciones necesarias para ejercitar la tolerancia a la frustración, para a su vez tener una visión más real de la vida; pero que estas decepciones en las que se pueden incluir momentos específicos con sus figuras de apego no tienen nada que ver con la responsabilidad que tiene el adulto cuidador de proporcionar el vínculo de apego necesario para estructurar un equilibrio y maduración emocional al niño.
Cada niño puede percibir de forma muy distinta el abandono según las circunstancias y momento en el que ocurre, su guión particular de vida y su temperamento de base. Una misma vivencia para distintos individuos puede ser interiorizada de forma diferente, de manera que los acontecimientos que ocurran a lo largo de la vida pueden ejercer de detonantes (que no de causa), de los problemas emocionales.
El sentimiento de abandono emocional es mucho mayor cuando el niño ha sufrido un abuso sexual familiar de adultos, o un abuso social por compañeros de colegio, pues en estas circunstancias el niño espera todo de su madre (o figura de apego), porque el pensamiento del niño es que las madres lo solucionan todo, lo saben todo, son su referencia de protección…Cuando el niño ha sido víctima de lo descrito vive su dolor en silencio, traga su amargura duramente pues su etapa de desarrollo no está preparada para lo amargo.
Los niños con abandono emocional intentan con sus conductas que las madres se den cuenta del abuso que están sufriendo, y cuando llegan a adultos creen que en silencio lo habían contado y la madre no hizo nada por ayudar.
A veces, el niño víctima de abuso le pudo contar a su madre el problema, y la madre terminó siendo consentidora y cómplice al carecer de recursos personales para enfrentarse y solucionar el problema; quizás la solución que dieron fue un pacto de silencio o que el niño procurara no quedase a solas con su verdugo, con la excusa de que con el tiempo todo pasaría...
El niño que sufre abandono emocional suele mostrar diversos trastornos en su conducta que pueden afectar a:
Las relaciones en el colegio.
El juego con otros niños.
El rendimiento académico.
Las conductas alimentarias alteradas.
Dificultades en la comunicación.
Trastornos del sueño.
Por otro lado, algunas de las posibles causas que pueden llevar al abandono emocional en el niño pueden ser:
Que el niño no sea deseado.
Desequilibrio psicológico y/o enfermedad mental de las figuras de apego.
Problemas económicos y adicciones.
Desestructuración familiar.
Historia de maltrato en los padres.
De forma general, el adulto víctima de abuso en la niñez puede conseguir sacar la figura del abusador de su espacio de dolor, pero le cuesta reestructurar la idea, a veces obsesiva, de que su madre debió protegerle más. Por lo tanto, uno de los trabajos fundamentales en la terapia es la reparación de la figura de apego o reparación del vínculo para restablecer el bienestar y un desarrollo saludable como persona.
A modo de conclusión
Existen distintas formas de abandono emocional infantil, que según la intensidad, así como la forma de percibir el menor su entorno y vivencias, y su capacidad de afrontamiento van a afectar al niño en el desarrollo de la personalidad y en su forma de relacionarse en la etapa adulta.
La prevención es el mejor arma para evitar las consecuencias del abandono emocional en el niño. Para esto, es importante que los padres (o figuras de apego) mantengan una relación continua de atención, cuidado y amor en el desarrollo del bebé y el niño para crear fuertes vínculos afectivos; y en los casos en los que se cree una relación mantenida de dificultad de entendimiento con el niño que lleve a situaciones de desesperación, es recomendable que los adultos soliciten la ayuda de un especialista que les ayude a analizar las causas de las conductas disruptivas en la relación de apego con el niño.
La salud y el bienestar emocional del niño es fundamentar para alcanzar una vida plena de relaciones adaptativas y funcionales en la sociedad.
Os dejo una canción cargada de emoción y sensibilidad. Deseo que la disfrutéis.
La elección es la capacidad de poder elegir. Elegir es escoger o preferir algo o a alguien entre varias opciones para un fin concreto.
De forma constante estamos haciendo elecciones en la vida cotidiana que nos llevan a decisiones inmediatas, unas veces meditadas y otras automatizadas, pero todas ellas tienen un proceso cognitivo que puede resultar complejo.
A modo de ejemplo, imaginemos que estamos paseando por un parque y notamos
a nuestro alrededor el revoloteo de un insecto. Antes de tomar una decisión sobre qué acción elegir respecto a evitar el insecto, tendremos que analizar las particularidades del mismo, como
¿dónde va dirigido su movimiento? ¿cuál es su color y su tamaño? ¿Es un insecto peligroso, o es una mariposa? Estas cuestiones y algunas
más son procesadas por nuestro cerebro antes de llevarnos
a una elección sobre la acción correcta a tomar, como pueda ser evitar el insecto para que no nos haga daño o simplemente no prestarle atención si es inofensivo.
No hay duda de que en el ejemplo anterior se muestra una situación relativamente sencilla y casi automatizada en la elección de una decisión de conducta en una situación cotidiana. No obstante, a lo largo de nuestra vida nos vamos a encontrar ante situaciones en las que nuestra elección puede cambiar nuestra vida o circunstancias vitales ya sea a nivel profesional, familiar, sentimental, etc., y es aquí donde podemos encontrar variables que nos dificulten nuestro arte de elegir. Algunas de ellas pueden ser:
- El tener un exceso de opciones a elegir no va a facilitar la toma de decisión. Contrario a lo que podamos pensar, respecto al hecho de que el tener más opciones nos puede ayudar a elegir de forma más sencilla, podemos decir que un exceso de opciones tiene un alto coste cognitivo pudiendo bloquearnos; y hasta nos puede llevar a tomar una elección equivocada. Analizar todas las alternativas se puede convertir un un proceso agotador con un resultado de frustración y dudas, como explica el psicólogo y profesor Barry Schwartz en “la paradoja de la elección”.
- El miedo a equivocarnos puede dejarnos paralizados, e incluso nos puede llevar a delegar en otros la elección por nosotros para no atribuirnos la responsabilidad en caso de ser una elección fallida.
- Procrastinar o aplazar de forma repetida e indefinida una elección nos llevará a una pérdida de oportunidades que pueden resultar únicas. En ocasiones, el momento de elección es el “ahora”, pues mañana quizás ya no sea necesario. Al aplazar una elección podemos perder oportunidades que no volverán a suceder, como un cambio en nuestra carrera profesional, la reconstrucción de una relación familiar o de amistad deterioradas, etc.
No hay duda de que la historia personal de experiencia y aprendizaje de otras situaciones de elección van a marcar nuestra estructura de análisis particular. Decidirse a elegir a tiempo, y ser consecuentes con nuestras elecciones nos pone en el camino del éxito, fortaleciendo nuestra propia confianza. El resultado, sea acertado o no, siempre lo podemos ver como un triunfo a nuestro favor. Si nos equivocamos seguimos aprendiendo, seguimos haciéndonos verdaderos expertos en la dirección de nuestra vida; pero, de las elecciones o decisiones que no tomamos por miedo o por falta de autonomía, nos lamentaremos y tendremos la duda perpetua de ¿qué hubiera pasado si...? ¿cómo hubiera sido mi desarrollo laboral si...? ¿cómo hubiera vivido en pareja si...?
Hacernos responsables de nuestras elecciones, con sus riesgos de pérdidas y ganancias, aprender a acomodar los resultados en nuestra línea de vida, y saber que lo que hemos elegido es lo ideal para nosotros sin que tenga que ser necesariamente “lo mejor” en opinión de y para otros, va a contribuir a que caminemos en el universo de nuestras elecciones de forma sencilla y gratificante, y va a esculpir nuestro "arte de elegir".
Y tú, ¿qué opinas?
Estar enamorado
En alguna ocasión habremos escuchado o leído descripciones sobre el enamoramiento parecidas a la siguiente:
El enamoramiento es un estado emocional fruto de un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasando al sistema endocrino, y se transforma en respuestas fisiológicas así como cambios químicos que se producen en el hipotálamo por la segregación de Dopamina. Ésta es una de tantas descripciones bíoquimicas que dejan entrever la actividad y elaboración interna en el organismo tras las que se desencadena ese estado psicológico especial al que describimos como estar enamorado.
De forma general, el enamorado siente una potente atracción por otra persona, bien por cómo es físicamente, por sus cualidades y sentimientos, o por ambas cosas. Por tanto, el inicio de la pareja contiene atracción física y/o emocional con añadidas variables sociales y culturales. Walter Riso define el amor como un conjunto de experiencias múltiples, como una experiencia afectiva compuesta por variables que se enlazan de forma compleja.
Gestación de la pareja
Cuando la persona enamorada es correspondida, comienza a gestarse la pareja como si de un embrión se tratara. En su comienzo, la pareja tiende a un aislamiento, que en su vivencia sana, es natural. Todo lo que ocurre a su alrededor se percibe como novedad. Se dedica mucho tiempo al disfrute mutuo en situaciones de entretenimiento, creando proyectos de futuro que resultan agradables para ambos enamorados. La alegría sucede con solo ver a la persona amada.
Formas que puede tomar
A partir de este momento y en función de la experiencia de vida, los anhelos, la educación, el tipo de personalidad, etc, hay parejas que continúan su construcción como si solo existiera el nuevo ente “pareja”, anulando por completo la identidad de cada una de las personas que la componen. Dejan olvidada cualquier relación social personal, anulan el tiempo que dedican a sus aficiones pasando a la obligación, consciente o no, de tener que realizar toda actividad de forma indisoluble. Este tipo de relación basada en el exclusivo concepto de pareja, con el tiempo puede llevar a la monotonía, al aburrimiento, y hasta a sucumbir al aislamiento con una carencia de identidad personal.
En el lado opuesto están las parejas en las que tras pasar el umbral de las inquietantes mariposas en el estómago, cada persona continúa su construcción, pero de forma individual. El espacio que se dedica a la relación de pareja es escaso, limitado y excluyente de la vida personal de cada uno. Incluso, pueden compartir techo con caminos marcadamente divergentes y mantenerse así en el tiempo. Estas relaciones están marcadas por la falta de identidad como pareja, llegando con el tiempo a encontrase a un auténtico desconocido en la persona que complementa el espacio de la pareja.
Una vez identificados dos puntos opuestos en las vivencias de pareja, podemos ahondar en un punto intermedio; ese espacio de equilibrio en el que se busca que el resultado de la operación elemental aritmética de la suma en la relación de pareja sea 3 : Tú, yo y nosotros.
El resultado de ser tres en la relación va a ayudar a diferenciar las actividades que se hacen como individuos de las que se hacen como “nosotros”. Para poder ofrecer algo nuevo al otro, cada persona debería tener espacio para sí mismo; como práctica de deporte o tiempo con amigos, formación, talleres creativos, etc. Disfrutar de actividades por separado ayudará a echar de menos a la persona amada y fomentará el enriquecimiento del lugar “nosotros”, la pareja. Estas vivencias personales van a conseguir que el espacio común se nutra de los ingredientes que cada persona aporta en el día a día, dando un resultado único y renovado por el entrelazado de las emociones personales y las que se generan al compartir con la pareja. Para conseguir el crecimiento de la pareja, es preciso dedicarle tiempo fomentando el disfrute de actividades en común, relaciones sociales, creando vínculos de comunicación. Antonie Saint Exupery ya describía en su renombrada obra El Principito: “El tiempo que dediqué a mi rosa, es lo que hace que ella sea tan importante para mí”. No hay duda de que el tiempo que se dedique y en especial la calidad del mismo, es lo que va a dar forma, dimensión y crecimiento a la pareja; lo que va a hacer que el tercero como pareja sea tan importante para las personas implicadas.
Otra función del "nosotros"
De forma adicional, el tener un espacio diferenciado como “nosotros”, ayuda a resolver los distintos conflictos que puedan surgir en la relación. Si se mira el conflicto como algo no atribuible a las personas implicadas, como si fuera algo externo a ambos y que está anidado en el “nosotros”, desde fuera y de forma racional cada persona puede trabajar en la solución sin la necesidad de culpar al otro, que es lo que hace que se generen emociones contradictorias hacia la persona a la que se quiere. El conflicto se identifica, está ahí, en el “nosotros”; y “tú y yo” tenemos ideas, actitudes y recursos para dar soluciones a lo que incomoda a las vivencias del “nosotros”.
La clave es tener la capacidad de hablar de “nosotros” de forma armoniosa, evaluando pensamientos y necesidades del “tú y yo” de forma conjunta, empatizando y validando el punto de vista del otro. De este modo, se mantendrían en el tiempo parte de los procesos bioquímicos descritos al comienzo, sintiendo emociones de enamoramiento , a la vez que se consolidarán las conexiones neuronales que guardan la información del estado de disfrute, alegría y sosiego del lugar de la pareja. Todo ésto, entrelazado con no descuidar el espacio personal como individuos, probablemente el resultado aritmético será: En nuestra relación de pareja, somos tres!
Y tú, ¿qué opinas?
Hay lugares que a simple vista no tienen nada de especial. Son lugares cotidianos, como pueda ser cualquier cruce de calles de una gran ciudad. En uno de esos lugares me encontraba parada como peatón, esperando un cambio de semáforo para poder cruzar al otro lado de la calle.
El ruido de los motores de los coches era elevado; ruido que por estar en un
ambiente de gran ciudad toleramos y hasta nos puede parecer que no existe. Ésto me debió pasar. De pronto pasé de oír ruidos de ciudad a escuchar el piar de pajarillos. No sabía de dónde venía,
pero tenían que estar muy cerca. Miré en el árbol que estaba a mi lado, en los setos de la jardinera que adornaba la calle, incluso en una papelera, y por fin encontré el origen de tan agradable
ruido. Ahí, encima de un local comercial había una paloma con su nido y sus polluelos. Les estaba alimentando.
La particularidad de la escena era que la pared del local estaba “protegida” con esas varillas a las que llaman antiplagas de aves. Era asombroso ver cómo la paloma, lejos de considerar un problema para anidar en ese lugar, había conseguido crear un ambiente adecuado para anidar, con el añadido de que las varillas le servían de protección de otras aves e incluso protegían su hogar y sus polluelos del viento.
La naturaleza nos enseña en todas sus formas que es necesario tener una actitud de adaptación a los sucesos y etapas de la vida, pero siempre dando un paso más, es decir, transformando la “situación problema” en un espacio en el que podemos descubrir nuevos recursos y aprendizajes que nos ayuden a salir beneficiados, fortalecidos y aumentando nuestro crecimiento personal.
Y tú, ¿qué opinas?
El siguiente espacio está creado para proponer temas relacionados con la Psicología, las relaciones sociales, la educación, etc., con los que podamos interactuar aportando nuevas ideas, así como diferentes perspectivas y opiniones a los temas propuestos.
Te doy la bienvenida y te invito a participar en PsicoDescubre!